23 de diciembre de 2012

Las niñas bonitas no lloran, porque las niñas bonitas deben guardar siempre las apariencias. Y cuando abren la boca, siempre parece que están enfadadas. Porque la verdad duele, y es culpa de ellas. 

2 de diciembre de 2012

La asesina


He matado a muchos seres vivos en mi vida. Mujeres, niños, hombres, monstruos...; tanto monstruos que quieren aparentar ser humanos, como hombres que se comportan como monstruos. No es un trabajo que me agrade, pero no creo que sea capaz de realizar cualquier otro. Y, a la larga, me he dado cuenta de que por mucho que yo trate de pasar desapercibida, todo el mundo me señala a mi paso. Sin embargo, todas y cada una de las muertes que he provocado tenían una causa justificable, o eso creían los que me contrataban. Nunca me he entrometido en los asuntos de los demás, yo no quería saber por qué me contrataban; yo llegaba, me decían quién o quiénes eran, realizaba mi trabajo con discreción y después me iba. Sin complicaciones. Pero a pesar de mi sagacidad, acabé en boca de todo el mundo, y terminé yendo allí donde requerían mis servicios. Y a pesar de que la gente sabía que no mataba por placer, de que era mi trabajo, la que se llevaba los insultos, contra quien realizaban las venganzas, era siempre yo.
Al final acabas acostumbrándote, te vuelves frío como el hielo, colocas un caparazón alrededor tuya, y ya nada te hace sentir. Este trabajo te consume, te aísla e, irónicamente, te mata de forma lenta. Desde la primera gota de sangre que derramas, hasta la última que limpias de tu arma, todas, te persiguen en tus sueños, tanto en la noche como en el día. A mí me pasa mucho, no soy la excepción; cada vez que me acuesto, revivo las caras de aquellos que me miraban suplicantes y me exigían una explicación, o las de aquellos que ni siquiera tuvieron oportunidad de darse cuenta de lo que estaba pasando. No, no es un trabajo agradable, ni mucho menos. Pero es el único que puedo realizar.
Aún recuerdo mi primer encargo. Fue ya hace bastante tiempo, pero aún parece que pasó hace unos pocos días...

30 de noviembre de 2012

Zapatos rojos

La puerta del portal se abre y unos zapatos rojos aparecen saltando los dos pequeños escalones. 
-¿María? ¡Espera!
Los zapatitos se detienen. 
-No corras tanto. Dame la mano. 
Vuelven a moverse. Sus preciosos zapatos rojos de charol brillaban alegremente y se iban parando en cada escaparate que veían. 
María adoraba esos zapatos y, aunque sólo los tuviese desde hace un año, para ella habían pasado muchos más. Mientras su madre le regañaba, María saltaba de charco en charco, evitando las rayas de las baldosas. Y sin siquiera fijarse, María entró, tironeada por su madre, en una tienda de zapatos y se sentó en la banqueta mientras su madre hablaba con la dependienta. Un minuto más tarde, ésta salió de detrás de una puerta con una pequeña caja. María se probó los nuevos zapatos, pero eran muy feos. 
-¿Qué te parecen, María? Son bonitos, ¿verdad? 
Pero María seguía pensando que eran lo peor que se había puesto nunca, así que le dijo a su madre, mientras ésta le toqueteaba la punta de los zapatos, que no necesitaba unos nuevos, que tenía los rojos. 
-Bobadas, están muy desgastados y te quedan pequeños. Nos llevamos éstos. -le dijo a la dependienta- Se los llevará puestos. 
-Muy bien. 
María, se cruzó de brazos y se obcecó en que no quería aquellos zapatos, pero su madre fue más rápida cuando fue a coger los suyos rojo y se los dio a la dependienta para que los tirase. 
María no lloró, no era de esas niñas que lloraba, pero a modo de rebeldía fue corriendo al charco más grande que había y chapoteó en él hasta mojarse las rodillas. No consiguió nada: su madre siguió andando de vuelta a su casa. 
Una semana más tarde, María se había olvidado de sus viejos zapatos y sólo se ponía los nuevos zapatos rojos charol. 

La mujer de tus sueños

Tumbada en la cama sin poder conciliar el sueño, atenta a todos los ruidos que volasen por la casa.
Click.
Una luz al otro lado del pasillo se enciende. Se oyen pasos. Zapatos de mujer.
Click. 
Se apaga la luz, y se oye una puerta cerrarse. Silencio.
Tap. Tap. Tap. Tap. Tap...
Vuelven a sonar los pasos. Pero no podía ser real. Su madre, quien hace unos minutos merodeaba por la casa, ya se había dormido. Estaba segura. Eran las dos de la mañana y había que trabajar al día siguiente. 
Inmediatamente se obligó a no pensar en ello. A no alimentar su imaginación y sus miedos. A no despertar sus pesadillas. Así que dejó la mente en blanco, se tapó un poco más con la sábana y durmió. 
Pero ya era demasiado tarde...

Unas tétricas llamas iluminaban la mansión y el hogar estaba casi extinguiéndose, un grupo de personas y yo nos encontrábamos sentados el delante, intentando atrapar todo el calor posible. 
Me levanté y dije:
-Me voy a explorar. 
Dos o tres me miraron pero el resto ni pestañeó. Nadie dijo nada. 
Estaba en un pasillo lleno de puertas, con mi mejor amiga. Las mirábamos y sabíamos que estaban cerradas, y aunque no lo estuviesen daba igual, porque habíamos encontrado una puerta, la puerta. Mi amiga la abrió e inmediatamente una sombra negra la engulló, pero justo a tiempo conseguí agarrarle el brazo. Tiraba y tiraba, pero no servía de nada y justo antes de que desapareciese, grité su nombre. 
Ahí me quedé, mirando la habitación oscura, las sombras de los muebles.
-Cariño.
Era la voz de mi madre, pero no podía moverme, no podía dejar de mirar la habitación. Noté una mano en mi hombro, y cuando la agarré, con la intención de consolarme:
-Cariño...
No era la voz de mi madre. Era la voz más vacía, terrorífica y hedionda que jamás había oído. Una voz que me transportó al lugar más oscuro y horrible que podía conocer, un lugar en el que sólo se respiraba maldad. Me giré y sólo un grito estruendoso consiguió expresar el horror de ver que sujetaba la mano pútrida del esqueleto de una mujer que me repetía:
-Soy la mujer de tus sueños. 
Sin poder moverme, puso sus ásperas manos sobre mi cuello y empezó a ahogarme. 

Oscuridad... poco a poco fui vislumbrando las curvas de mi cortina. Estaba totalmente acurrucada en la esquina de mi cama, con sudor en la frente y el corazón a cien, cuando:
-Cariño...

11 de noviembre de 2012

El amor

Oh, dioses de los dioses, cuan horrible suceso me ha acontecido esta noche: el amor ha llegado a mí, con todas sus penas y alegrías.
Ocultos entre las sombras de los escalones nos encontrábamos, sintiendo nuestros labios, nuestros cuerpos, nuestro calor. Era como vuestro dulce néctar, mas por desgracia vuestra posesión se hacía notar, pues cuanto mas tiempo estaban unidos nuestra bocas, más deseaba yo que el tiempo se detuviese, sin embargo éste no hacía más que correr. ¡Y digo que si corría! puesto que sin darnos cuenta, ya nos hallábamos comentando el mismo tema de todas las noches: la solitaria despedida. ¡Y ay  de mí! si alguien, tan poderoso como vosotros, me niega mis ganas y mi deseo por dormir entre sus brazos, sin embargo, imposible se hace ante el hecho de que estamos atrapados entre la moral y la cortesía. Pues cuando me dijo que ardería por tan sólo pasar una noche conmigo, yo no podía pensar nada más que en el que dirían, mientras mi corazón se desbocaba y  mi  estómago se descomponía.
Me colmaba de abrazos, me colmaba de besos, me colmaba de halagos  y no sabía nunca que responder, pudiendo tan solo regalarle mil sonrisas. Pero no me interpretéis mal. No cabe en mi más gozo por este gran invitado, mas más me gustaría si, en vez entre las sombras, pudiésemos, él y yo, enseñarles lo que es el amor, y aprovechar esta visita, y disfrutar su compañía; mas no puede ser más imposible. Y, sin más opción, y una amarga y esperanzada despedida, se alejó de entre mis brazos, tragado por una luz, dejándome sola ante el vacío de las sombras.
Pero no lloréis, no, vosotros no dioses, pues podéis ayudarme, y conseguir que este amor no se vaya nunca, haciendo que no olvide su rostro, que no olvide sus ojos, sus labios, sus manos, el tacto de ellas contra mi mejilla. Que no olvide el amor que me profesa. Que no olvide que él me espera a mí como yo a él. Como el anochecer al amanecer.

10 de noviembre de 2012

El tormento

¿Cuánto tiempo seguiré aquí? Sentado en una roca, sin saber qué hacer, hastiado, torturado y abandonado. 
Aquí, a las puertas del infierno y el cielo. Oh, Dios, ¿qué puedo hacer? Aislado de los mundos me dedico a redimirme de mi vida, ¿pero qué puedo redimir?, si tan solo recuerdo que tiempo atrás respiraba. No recuerdo mi vida, no recuerdo mi muerte, mas buen hombre no pude ser si me hallo aquí, hastiado, torturado y abandonado; es mi cuerpo cicatrizado quien más lo corrobora .
No como, no duermo, no hablo. Oh, Dios, ¡tan sólo pienso! Me hallo fuera de mí, fuera de todo: estoy entre tres mundos y ni mi mente me lo oculta. Espero a que la locura se apodere de mí, pero no llega y cuando en mi desesperación y esperanza, creo que ya es la hora, algo en mi ser me recuerda que es imposible. Tengo que averiguar cómo morí, pero, oh, Dios, ¡¿cómo conseguirlo?! si no puedo salir de mi obsesión; vivo en una jaula sin barrotes. Mas si averiguase cuán terrible fue mi despedida y cuán despiadado era mi ser, ¿qué me sucederá a continuación? ¿Atravesaré las llamas hacia el infierno, por mi vida de pecados? o ¿me cubrirán de luz, por mis arrepentimientos?
Y aquí me hallo, y siempre me hallaré, pues por el miedo de acabar quemado por mis errores prefiero seguir en el olvido: hastiado, torturado y abandonado. 
Socorro.

7 de noviembre de 2012

La muchacha de la ventana

La muchacha de la ventana, Salvador Dalí.
¿Qué estará pensando la muchacha de azul, apoyada sobre la azul ventana, oteando el azul mar? O quizás no esté pensando, sino esperando... Esperando a que alguien la envuelva en un abrazo, que la colmen de cariño, que la aparten de esa ventana. Vigila el camino de la orilla hasta su casa, pero nadie pasa, nadie se acerca. 
Horas estuvo esperando en esa grisácea habitación, sin más movimiento que el de las azules cortinas con la brisa, y sin más sonido que el de las azules olas del mar. Horas estuvo pensando cuándo llegarían para llevarla a pasear.

4 de noviembre de 2012

¿Quién?

Un goteo incesante machaca mis deseos de dormir, un come come que no se devora nunca por mucho que intente parar de pensar en ello. ¿Qué es esta ansiedad que habita mi pecho cada vez que estoy contigo, o el deseo de sentir tu calor, o tus huellas marcadas por todo mi cuerpo? 
¿Quién iba a pensar que mis pensamientos iban a dirigirse casi  siempre hacia ti?; que cada vez que salgo por la puerta de mi casa, camino pensando que me gustaría estar contigo; que todas las noches me acuesto en mi cama vacía sin poder evitar pedirte que te duermas conmigo. ¿Quién?
Conmigo, contigo, sin ti, sin mí, solos, separados, juntos, otra vez. 

Te quiero. 

30 de octubre de 2012

No mires atrás

Corre, salta, tropieza, sigue corriendo, HUYE. Huye de ellos, van detrás de ti, van a por ti. 
No te detengas, no mires atrás, no repares en los cortes de las ramas en tu piel, no te detengas cuando el bosque enganche tu ropa: rómpela; no te pares, no pienses, no te relajes, HUYE. 
Corre hasta que te quedes sin aliento, y cuando notes el hierro en tu boca, y cuando tu corazón esté desbocado  y cuando tus piernas tiemblen convulsivamente... Huye. No te pares, no te confíes. Siempre te perseguirán, no pararán nunca, no te dejarán nunca. 
Son los muertos del pasado, los muertos de tu pasado. Son los silencios erróneos, tus pensamientos suicidados. 

20 de octubre de 2012

Muerte inexistente y vergüenza mojada

El terror recorrió su piel y, momentáneamente, su cuerpo se tiñó de morado, verde, azul y amarillo.
Se encontraba tirada en el suelo de la cocina; una cocina estrecha, pequeña y lúgubre, con no más luz que la de los viejos fluorescentes. No recordaba cómo había llegado allí, sólo que antes estaba peleándose en medio de un pasillo. Ni si quiera estaba pensando en levantarse del frío suelo. No, frío no. No percibía ninguna temperatura del éste, ni de los muebles de la cocina, ni del aire, ni de su cuerpo. Estaba sola. Totalmente sola.
Sin saber cuánto tiempo había pasado, o estaba pasando, se dedicó a escudriñarse unas oscuras marcas en la pierna, mezcla entre rojo y morado, visualizando mientras unos dedos que se hundían en su carne en ese mismo punto. No se encontraba mal, no le dolía nada, pero sí tenía miedo. Miedo de revivir otra vez aquella etapa de la que aun intentaba salir poco a poco. Se acarició las marcas con la yema de los dedos, después su largo y oscuro cabello, y por último su rostro. No había cicatrices, ni arañazos, ni puntos. Su piel estaba suave como la porcelana... pero no lisa, tenía un bulto en la frente y el labio inferior y una mejilla un poco hinchados. Se quedó mirando al frente, palpándose la cara; porque aunque no lo viese, y no le doliese, sabía que su ojo derecho estaba morado, su inflamación de la frente, verde, y su labio, más rojo que la sangre que empezó a brotarle del otro lado de su chichón. Acarició la herida sin que siquiera le escociese y dejó caer la mano, extendiendo el líquido por toda su cara, tapando su vergüenza, mojando sus lágrimas vacías.    
Era un sueño, estaba claro; más claro que el agua. Pero el terror seguía ahí, y no podía hacer que se marchase, así que cuando despertó, apagó la alarma y se quedó sentada en la cama, envuelta en el edredón, pensó: un poco más, y me mato en el sueño. 

27 de septiembre de 2012

Era libertad

Sonó el timbre. 
Despavoridos, fueron gritando hacia esa gran puerta de hierro y cristal, rivalizando los unos con los otros a ver quién llegaba el primero. Por fin la atraviesan y un fogonazo de clareada luz los deja ciegos unos segundos, pero eso no es capaz de frenarlos. Imparables, bajaban las húmedas escaleras, algunos de ellos, incluso se atrevían a saltar desde el último escalón. 
Él llevaba sus nuevas botas amarillas, le quedaban un poco anchas y llevaba los pantalones metidos por dentro. yendo a contra corriente, saltó los dos últimos escalones sin preocuparse de cómo caer. Pisó un pequeño charco y salió pitando hacia otro mucho más grande. De pronto, el tiempo se ralentizó en el aire: lentamente bajaba hacia la profundidad del pequeño lago; mientras doblaba las rodillas, la punta de sus botas esparcía gotas de agua a su alrededor, cada vez más grandes. 
Quedó empapado, del plástico amarillo caían las gotas otra vez hacia el charco. Pero no fue el único en mojarse: todo el que estuviese a su alrededor aceptó con gritos de emoción las gotas del suelo. 
Temían perderse su preciado recreo, pero, minutos antes de acabar la clase, dejó de llover. Ahora tienen media hora para mojarse sin oír a sus madres gritando lo que deben y no hacer para no  hacerlo. 

21 de septiembre de 2012

Un nuevo propósito

Tengo muy muerto esto últimamente, lo sé. Al igual que también sé que es por pasar mucho tiempo en el ordenador... Pero, sinceramente, y seguro queno soy la única a la que le ha pasado, sólo me entran ganas de escribir cuando no debo, mayoritariamente en clase; pero mis clases no empiezan hasta dentro de una semana y media. Así que he decidido utilizar una técnica para reavivar mi imaginación. No es una técnica innovadora, es más, posiblemente sea una de las más básicas y clásicas que existan, pero me hace ilusión.
La teoría es muy sencilla: se trata de narrar mi vida cotidiana y después escribirla, ya en el blog o en una libreta. Se supone que así me acostumbraré a mantener mi cerebro activo, y no apagarlo o dejarlo en hibernación como llevo haciendo casi dos semanas. Al igual que se supone que mi vida será una historia continua. No creo que lo más importante sea dejar constancia de lo que he hecho en día, eso sería más bien un diario (y yo odio los diarios), sino conseguir contar enfocar mi vida desde un punto de vista nuevo.
Tengo muchas ganas de empezar, y me tienta mucho comprarme un cuaderno, sin embargo creo qutilizaré uno que ya tengo empezado, por lo menos para lo que queda de mes.

19 de septiembre de 2012

Bárbara se ahoga en un vaso de agua

Con la cabeza en una nube piensa en sus errores, en cómo la verá.
Bárbara se equivoca muchas veces, la mayoría de ellas ni se da cuenta, y luego tiene dos reacciones: o se siente la peor persona del mundo y la más estúpida, o se queda indiferente. Este segundo caso es el que más despierta le deja, aunque parezca irónico. Se queda pensando qué clase de persona puede quedarse indiferente ante una situación así,  por qué no se encuentra siempre en ese estado de confusión, vergüenza y culpabilidad que un error suele provocar, sobre todo cuando se molesta o hiere a alguien.
Bárbara tenía la esperanza de ser algún día perfecta, de saber siempre lo que hacer y cuándo hacerlo. Sin repercusiones, sin remordimientos.
Puede parecer que  este comportamiento pertenezca más a Jul, sin embargo, el defecto más grande de estas tres chicas es que a todas les gustaría ser perfectas.

30 de agosto de 2012

Ella

Acariciaban las sábanas con sus cuerpos desnudos. Le besa el cuello mientras ella echa la cabeza hacia atrás para facilitarle el acceso, dirigiéndole hacia su pecho. Se estremece nada más sus labios tocan su clavícula. Mientras sigue besándole el pecho, su mano empieza a recorrer su sedosa piel: primero sube desde su mano hasta su hombro, baja y le acaricia un pecho, mueve su mano y roza una a una sus costillas, llega a la estrecha cintura y disfruta de sus angulosas caderas, de su marcada pelvis, de... Ella suelta un pequeño gemido ahogado y apretuja las sábanas entre sus dedos. Hábilmente mueve sus dedos mientras su boca se sigue acercando, haciendo el mismo recorrido que segundos antes ha hecho su mano; un sitio suave, húmedo, abierto...
Pero ahora le tocaba a ella. También quería las caricias, los besos, gemir, morder. Porque su obsesión era morderla, morder su marmórea piel mientras ella la complacía, demostrándole que ni siquiera sus cuerpos desnudos eran capaces de afirmar cuánto la amaba. 

17 de agosto de 2012

Me consume

-Me consume...
-¿El qué?
-Todo él. 
-Explícate.
-No puedo.
Y por supuesto que no podía, porque Jul no hacía más que pensar en sus sentimientos hacia él: los que le provocaban sus miradas, sus risas, sus gestos; los más horribles cuando veía que avanzaba hacia otra chica, y los más bonitos cuando él se acercaba a ella... Y sin embargo, todo lo que él significaba para Jul empezaba a desmoronarse; o al menos eso cría ella.
Jul sabía que no había dejado de quererle, pero cuando uno se acostumbra a sentir algo ¿podría decirse que el sentimiento había cambiado? Jul no lo sabía, no estaba segura, y eso le atormentaba. Le horrorizaba perderle. ¿Y cómo explicar un sentimiento, una idea, así? No podía, simplemente no podía. Y día tras día, y momento tras momento Jul se iba consumiendo, poco a poco, sin saber si quiera cómo salir de aquella pesadilla en la que se convirtió su mente; intentando, por todos los medios, explicarlo con palabras.

11 de agosto de 2012

Parte de mí

Una cascada de oro le caía sobre los hombros semidesnudos, al incorporarse, una gota de sudor le resbaló por la frente. Levantó la vista hacia el povoriento camino esperando ver en la lejanía a su pequeño hijo, Tomas, corriendo con una sonrisa en la cara y agitando una carta en una mano, mientras con la otra se agarraba los pantalones. Y allí estaba, tal como ella había imaginado.
Tomas tenía 5 años,  o al menos eso le parecía a su madre; aprendió muy rápido a caminar, y en seguida le perdía de vista en cuanto empezó a correr. Muchas veces se perdía, y pasadas unas horas, cuando su madre estaba ya en los límites de la histeria, él aparecía, risueño y con ganas de jugar. 
Pero no siempre era jugar, muchas veces, Tomas, ayudaba a su madre; algunas veces más que otras, pero siempre estaba ahí cuando le necesitaba. 
Por fin llegó a su lado, y le estrechó fuertemente las piernas; con amor, con cariño. 

Y así es este blog para mí: un hijo, una parte de mí que, ni queriendo, podría borrar. Ni siquiera aquellas entradas que me recuerdan momentos que no me gustan, que duelen. Y por eso escribo esta entrada. La entrada 200. Ni yo misma me lo creo, ni tampoco me creo los quince seguidores que tengo. Es obvio que no todos me seguirán leyendo, o que todos leen todo lo que subo, pero gracias por estar ahí, me gusta pensar que a alguien le gusta como escribo.
Pero sobre todo, gracias a un Cachito por ocurrírsele engancharme a otra red social más (porque, al fin y al cabo, eso es lo que es), es lo mejor que he podido hacer. 

6 de agosto de 2012

Una ilusión

  -¡... eso es mentira!
Apartó la bicicleta, tirada en el suelo, para que la risueña pareja pasase sin problemas, después volvió a fijar la vista al frente y a dejar los dedos sobre los labios mientras con el otro brazo se rodeaba así mismo. Se reflejaba la duda en su rostro; la duda y la impaciencia. Estaba esperando a alguien que tardaba mucho en llegar. 
Se iba a fugar. Había dejado su cuarto recogido y en la mochila llevaba ropa para tres o cuatro días, todo el dinero que había sido capaz de encontrar en su casa, y el que tenía en su hucha, comida y agua. Tenía pensado pedalear hasta que su cuerpo no aguantase más y se hubiese alejado lo suficiente de aquel infierno al que su madre llamaba hogar. 
Llevaba años planeándolo. 
Y ahora, mientras repasaba el plan, veía cómo, por fin, su mejor amigo, Jale, encendía las luces de su portal descubriendo su bicicleta y una mochila colgando de su hombro. 
Ambos habían sido rechazados por su familia; no consentían lo que ellos llamaban amor. 
Al verle se levantó y sonrió con complicidad. Un poco de culpa asomaba en los ojos de Jale, pero aun así se la  devolvió. 
Jale se paró en frente suya y dejó la bici en el suelo. Durante unos instantes no hicieron nada, se quedaron de pie, mirándose, cerciorándose de que la calle estaba totalmente vacía. Entonces él le besó. 
Pero nada más lejos de la realidad, lo que de verdad pasó, fue que Jale encendió las luces de su portal sin bicicleta ni mochila. 
Sabía que no se iban a fugar, ya había visto esa mirada otras veces.
  -Lo siento. 
Recogió sus cosas y apoyó su frente contra la de Jale. 
  -Tranquilo.
Le abrazó; le besó.
  -Nos vemos mañana. 
Y se fue.

5 de agosto de 2012

Ya veré qué hago conmigo

No tengo remedio ninguno.
Primero, decir que lo siento mucho, he fallado por completo con el reto. Fue muy bien al principio, pero a medida que se iba alargando, me era más difícil subir la foto cuando tocaba. De hecho, ni siquiera he subido las últimas seis, cantaría demasiado. 
Y segundo, decir que soy la persona más estúpida que en éstos momentos puede haber en Fuengirola; y mirad bien, porque eso no es fácil. 

3 de agosto de 2012

La colina


El sol del ocaso le quemaba la piel con suavidad y por ella resbalaban gotas de sudor, del sofocante calor del verano. Levantó la mirada para asegurarse de que le quedaba poco para llegar. Y efectivamente, ahí estaba, su árbol. Todavía estaba a los pies de la colina pero sabía que cuando llegase a la cima hallaría la paz que llevaba esperando todo el día. 
Se había despertado de buen humor, pero su nueva mascota le dio una agradable sorpresa al destrozarle todo el salón, sin embargo tenía que irse a trabajar y no tenía tiempo de arreglar todo ese desastre, así que rápidamente desayunó, se duchó y se vistió para salir con el tiempo justo para llegar apresuradamente a su trabajo. No era un trabajo en el que una persona se siente realizada, pero de algo había que comer. Tras ocho horas de trabajo, se sorprendió esperando la llamada de su madre  para que le atosigase con sus rutinarias preguntas sobre su no productivo trabajo, su indefinida soltería y sus escasos amigos. Sin embargo, su madre le llamó para darle una "mala" noticia: su hermana había roto con su novio. Y aunque no le resultase un acontecimiento desastroso, intentó escuchar a su madre, simplemente porque la quería. 
Su buen humor había ido disminuyendo y en un barómetro del uno al diez, estaba en números negativos. Y empeoró cuando empezó a llover y su paraguas estaba bien guardado en el armario de la entrada. Y más aún cuando al cruzar pasó un coche y le mojó de rodillas para abajo. 
Cuando por fin volvió a su casa, ya se había olvidado de Tobby y de su gran desastre, así que al introducir la llave en la cerradura y empujar la puerta con mucha desgana, sus pocas fuerzas volvieron a bajar por el ascensor y se fueron de paseo. Hizo un último esfuerzo y se puso a recoger todo el salón mientras encerraba el huracán en el cuarto de baño, el único sitio de la casa en el que no corría ningún riesgo la integridad de sus muebles. 
Derrotada, extasiada y sudada decidió que lo único que le podía arreglar el día era su preciado rincón de la ciudad en lo alto de la colina, debajo de ese gran árbol, desde donde podía ver la ciudad, a solas... Y allí estaba, de pie, debajo del árbol, disfrutando de las luces de la temprana noche y de la brisa que agitaba su largo pelo y enfriaba su perlada cara. El único momento de respiro ella se podía permitir.  

25 de julio de 2012

Annie estaba hasta las narices de esto, Annie estaba harta de intentar hacer planes pero que se los cancelen en el último momento, o que simplemente no quieran quedar; Annie estaba asqueada de ese pueblo, de esas dos opciones únicas como planes para el día. Annie quería irse de allí, y no veía el momento de que llegase ese preciado viernes. 
Sin embargo, a Annie le empezaba a parecer poco el tiempo que iba a estar fuera...

24 de julio de 2012

Día 24: una sonrisa



Lo siento, tenía que subirla (no me mates Ranky). 
Cómo quiero a esta niña; nunca tendré palabras para decir cuánto <3

23 de julio de 2012

Día 23: atardecer

Como no hay muchos amaneceres decentes en esta ciudad, os dejo con este bonito mar de nubes: 



22 de julio de 2012

Día 22: árboles

¿Veis esos árboles? Pues son una mierda, pura, y dura. Porque sus flores se caen muy fácilmente, y, de alguna manera, se pegan al suelo y lo dejan pegajoso. Pero lo peor no es eso, sino que al estar pegajoso el suelo, se te pega en los zapatos todo lo que pisas, y cuando llego a casa tengo la mitad, como mínimo, de la porquería que hay en el suelo de la calle. 

21 de julio de 2012

Día 21: un dibujo bonito

Digamos que nos precioso este dibujo, pero me gusta mucho; lo hice durante una clase y un descanso de clase, en la uni, y... no sé, simplemente me encanta. 


PD: sé que me estoy pasando las fechas por el forro, pero no puedo evitarlo. 

20 de julio de 2012

Día 20: lo que leo

Poco a poco me voy enganchando, pero tengo ganas de terminarlo ya y leerme el resto de la torre que tengo en mi "mesilla". Que nunca consigo que baje; no es una queja, pero es que tengo un montón de libros en mi casa que quiero leerme y no parece que vaya a poder hacerlo...

19: donde duermo

Qué decir de mi cama, a parte de que tengo que cambiar el colchón y de que me gustaría una más grande.

18 de julio de 2012

Día 18: lo que hay en mi bolso

1. Cámara. Primordial, más del 50% de las veces la llevo encima. 
2. Libro, que en estos momentos no sale porque esta mañana estuve leyendo.
3. Gafas de sol. Estuve años sin llevarlas porque odio ponerme gafas, pero un día, en el que no soporté más el sol, mi mami me compró unas, y son las mejores que podría tener. 
4. La cartera. Es obvio por qué la llevo. 
5. Mi mp3, que en estos momentos es una caca, porque sólo tiene un giga y apenas me caben canciones, pero no tengo otra cosa. 
6. Libretas. Siempre, siempre, llevo una, aprendí que son muy útiles, sobre todo cuando vas en el tren o cosas por el estilo. Además, normalmente es útil tener algo para apuntar. 

17 de julio de 2012

Día 17: en la estantería

He decidido seleccionar sólo una porción de la estantería.Y, obviamente, he seleccionado la parte en la que está mi colección de novelas y relatos de Stephen King. Es pequeña, sobre todo comparado con sus más de cincuenta novelas publicadas en toda su vida, pero confío en que a lo largo de mi vida pueda ir acumulándolos y llegar a tener todos sus libros. 
En realidad no sé por qué me gusta tanto, supongo que porque muchos de los fantasmas y monstruos de sus libros no son del todo reales, sino más bien metafóricos y psicológicos, sobre todo en La Historia de Lisey, que, de momento, es uno de mis libros favoritos, tanto dentro de los de King, como en el resto de libros que tengo; que por cierto, no aparece en la foto (ese, y otro más), porque está en mi "mesilla", lo había empezado a releer... pero me compré libros nuevos.
Tengo once libros en total de este hombre, si contamos los dos que no están en la foto. 

16 de julio de 2012

Día 16: lo que comí

Llevo desde el domingo comiendo pasta. Sí, es pasta, concretamente ensalada de pasta. Lleva maíz, jamón, salsa de queso roquefort y, obviamente, pasta. Está súper rica, pero como siga así me va a salir por las orejas. 
Esto tiene una explicación, ayer fue el cumpleaños de mi madre e invitó a quince personas a casa, con lo cual, estuvimos todo el día cocinando y limpiando. Pero como suele ocurrir, sobró un montón de comida, demasiada si tienes en cuenta que en mi casa normalmente sólo comen dos personas. Y como mi madre se encuentra mal estos días, la que se tiene que comer todo, soy yo. 
Dentro de poco, veréis una bola de pasta por la calle; seré yo. 

15 de julio de 2012

Día 15: mis zapatos


Mis converse bonitas recién lavadas... y no lo parece, las pobres están ya tan machacadas que por mucho que las lave la lengüeta va a seguir casi negra y los cordones seguirán con la marca de las tachuelas. Pero yo las quiero, y hasta que no tenga otras, no se van de mi casa. 

14 de julio de 2012

Día 14: flores







Son las orquídeas de mi madre. A veces parece que está loca cuando les habla como a un niño chico. 
En mi casa ella es la única que se encarga de cuidar a las plantas, en mi caso, creo que no sería capaz ni de cuidar un cactus; siempre tengo miedo de pasarme con el agua y que se ahoguen, o de no ponerles suficiente agua y que se mueran deshidratadas.
Además, con lo dejada  que soy, se me olvidaría regarlas cada dos por tres. 

13 de julio de 2012

Día 13: de lejos


Y esto es lo que se ve desde mi terraza pequeña. Los edificios en los que viven mis amigas, Nuria y Saray, y el colegio y guardería El Tejar. Ahora mismo están con unas simpáticas obras que se pueden ver a la izquierda de la foto; no sé qué narices están haciendo, pero han levantado toda la carretera y cortado toda la calle. Sólo espero que terminen pronto... algo así como ya

12 de julio de 2012

Día 12: primer plano


Aquí es cuando sale a flote mi alma de gorda: pasión por la comida. Me encanta comer y podría estar todo el día comiendo. 
Desgraciadamente esta hamburguesa enorme no es mía, sino de Adolfo. No soy del todo vegetariana, es decir, no como mucha carne, no porque no me guste sino porque prefiero comer otras cosas, sobre todo pasta (adoro, la comida italiana), por eso, si puedo, evito comerla. 
Yo comí crema de calabacín. (Babas)

11 de julio de 2012

Día 11: algo divertido

Móvil de grullas. 














Manualidades. Me encanta hacer manualidades, ya sea con papel, con barro, con escayola, con plastilina... con lo que sea. Creo que es lo más divertido, entretenido y creativo que puede haber. 

10 de julio de 2012

Día 10: algo que he hecho


Sí, mi propio blog. Estoy muy orgullosa de que Ranky me convenciese para hacérmelo tres años atrás (¿tres? ¿cuatro?). Y estoy muy orgullosa de todo lo que he escrito, hay cosas que son una verdadera porquería y otras que ni yo misma recuerdo/creo haber subido. También estoy muy orgullosa de haber sido capaz de mantenerlo abierto hasta hoy, es verdad que he tenido rachas de no escribir nada en meses, pero tarde o temprano, siempre volvía. 
No cambiaría este blog por nada. Es insustituible. 

9 de julio de 2012

Día 9: retrato sin cara



No soy nada del otro mundo, normalita y simple. 
Sé que no me estoy currando mucho las últimas fotos... pero bastante tengo con que me acuerde de hacerlas. Y también sé que esta se parece más a la temática del segundo día, pero entiendo que un retrato, sin cara, es un retrato del cuerpo..

8 de julio de 2012

Día 8: tecnología

Mi Niki. 
Creo que, tecnológicamente hablando, es lo mejor que tengo en mi vida. No la cambiaría por casi nada. 

Give it away

Annie derramó gotas esa noche. Pero no os confundáis, Annie estaba feliz por él, porque él podía estar allí, pero algo le corroía por dentro y los suspiros le costaban salir de la boca, convirtiéndose en sollozos de lamento. No le había pasado nunca. 
Desear estar en un lugar no es tan raro, Annie siempre ha deseado estar en muchos sitios, compartir montones de experiencias. Pero aquella le dolía. Empezó a llorar tres veces. Cuatro lágrimas, y volvía a empezar. Annie quería parar, pero despegar los ojos de la pantalla significaba perderse cada segundo, y su cuerpo le obligaba a mirar, como diciéndole que, si no miraba, se arrepentiría; y mucho. Y sin embargo, no era capaz ni de soltar un sonido al abrir la boca. 
Annie sentía que debía estar allí. Podía apostar sus lágrimas por ello. 
Y, cuando terminó, allí se quedó Annie, con la piel tirante y roja.

7 de julio de 2012

Día 7: algo nuevo

No se ven los detalles de arriba, pero bueno...
Parezco una niña chica con él puesto, pero me encanta; y ya sé cuándo lo voy a estrenar. 


6 de julio de 2012

Día 6: detalle de mi infancia

Mi antigua y primera casa. Adoraba esa casa, y la sigo adorando. Era pequeña, pero nunca me ha importado una casa pequeña. Me encantaba mi pequeño y simple cuarto. Recuerdo, que, cuando jugaba al escondite, me escondía dentro del armario, o, cuando mi niñera recogía, también lo hacía para ver si la podía asustar. Recuerdo que, cuando compraban mandarinas, cogía dos o tres, me las comía tumbada en el sofá negro mientras veía cartoon network y volvía otra vez a coger otras dos más, y así hasta que, un día, casi me acabo una bolsa entera. Recuerdo que me subía a la encimera de la cocina para abrir los armarios y coger galletas. Recuerdo la lamparita blanca con dibujitos, un sillón debajo de la bombilla y un osito verde en ella, en la esquina de la pequeña mesita de noche; en el cajón guardaba mi ropa interior. Recuerdo a mi perra metiéndose debajo de la mesa del salón mientras yo jugaba a las cartas con mi niñera. Recuerdo comer una hamburguesa muy muy muy lentamente mientras me embobaba viendo cartoon network, tan lentamente que acabé comiendo sola. Recuerdo enfermar de varicela, estar en la cama de mis padres y con la tele pequeña en frente. 
Recuerdo muchas cosas, todas buenas, en esa casa. Nada malo, ninguna preocupación. 


En el primer piso el que está en medio. 

5 de julio de 2012

Día 5: alguien a quien quiero

Hoy voy a hacer un poco de trampas, pero no me lo podéis reprochar. Le estuve dando vueltas y aunque podría subir una foto de Ranky, no me convence, algo me dice que tiene que ser la de él. No me malinterpretéis, quiero a Ranky igual desde aquel día en el autobús, ella echada sobre mí, en el que nos contamos todos nuestros problemas familiares, es mi confidente y siempre lo será, o por lo menos hasta que (ojalá que no) perdamos el contacto por cualquier razón. Pero algo me dice que tenía que ser él quien apareciese en la foto. 
Creo que me he obsesionado con él, ya no es sólo el quererle, no creo que sea amar, no tanto, pero sí es verdad que siempre le tengo en la cabeza, que cada cosa que hago tiene como consecuencia que piense en lo que él pensaría. Influye demasiado en mí. A veces me gustaría que no fuese así, que lo que siento no me obsesionase tanto, porque me da miedo. No miedo por si me hace daño, miedo por no ser capaz de separarme algún día, miedo por no vivir otras cosas al estar con él. 
No me gusta pensar en eso, así que las desecho inmediatamente, espero a que mi mente se quede en blanco y a que se llene con otros pensamientos. Que sea lo que sea. Él me quiere. Yo le quiero. Ya está. 

PD: muchas gracias por las visitas a todos. 
Supongo que no todo gira a mi alrededor, suelo quitarme importancia cuando tengo la sensación de que algunas cosas van por mí. Pero en este caso, no puedo evitarlo, porque ¿qué relación pueden tener ellos?
Sé que no soy el ombligo del mundo, pero me reconforta saber que sigo en su cabeza, de una otra manera, que soy la buena que se le escapó, y que no le dejé oportunidad para terminar de probarme. Sé que ni siquiera deberían pasearse estas ideas por mi cabeza, porque no tiene ningún sentido pensar en eso ya. 
Mi sospechas se confirmaron hace poco y, cuanto más tiempo pasa, más me doy cuenta de que, como persona, es una de las peores que he conocido. 


Lo siento, tenía que subirlo. 

4 de julio de 2012

Día 4: color favorito

La verdad es que se me olvidó que tenía que subir foto hoy también, por eso lo estoy haciendo con nueve escasos minutos para comentar algo. 
No sé por qué es mi color favorito, sé que es desde siempre, y, aunque no es realmente lila, el color que se puede apreciar en la foto, pongo esta porque a mi cámara le parece muy gracioso sacar quemado ese color. 
Detalle de la mano de Fátima que tengo en mi cuarto.
Voy a tener problemas para lo foto de mañana... quería hacerle una foto a Adolfo, pero, el muy asqueroso, se va a ver a los Red Hot Chili Peppers a Madrid... así que ya veré cómo me las apaño. 


A dos escasísimos minutos de que acabe el día. 

3 de julio de 2012

Día 3: nubes

Hoy estoy tremendamente contenta, he conseguido un diez en una asignatura, vale que era la más fácil, pero sigue siendo un diez. Y al final no me voy a Ponferrada, así que no tendré problemas para subir las fotos.
Hablando de la foto, sé que lo más normal es que suba una foto de unas nubes del cielo, pero el sol ha decidido evaporar todas y los único que había eran una especie de nubes casi transparentes y muy muy dispersas, así que, después de estar pensando casi todo el día, se me ocurrió que ¿por qué no subir una foto de unas nubes que no sean del cielo? Y eso he hecho:


Rico, rico. 
Desde que era pequeña han sido mis chucherías preferidas, supongo que por influencia de mi madre. Ambas somos las tontas de las nubes, de hecho, cuando, rara vez, compra chucherías, siempre son nubes. 
La bolsa está ya vacía. 

2 de julio de 2012

Día 2: lo que llevo puesto

Otra fotito más. 
Normalmente voy con converse, pero tengo que darles un respiro, que las pobres están machacadas ya que son casi lo único que me pongo en invierno. La camiseta era de mi padre, digo era porque no la volverá a ver en su armario (pa' mí pa' siempre). Los pantalones son nuevos y son los pantalones cortos más cómodos que he tenido en mi vida, además, me encanta el color y son súper fresquitos. 


PD: Mi madre quiere subir a Ponferrada el miércoles, hasta el lunes, pero me acabo de dar cuenta, de que tendré problemas para subir las fotos, por eso de que en casa de mi abuela no hay internet... pero intentaré, no, conseguiré, como sea, subir todos los días la foto correspondiente.



1 de julio de 2012

Día 1: Retrato

Desgraciadamente, la primera foto es la modalidad que más odio, el autorretrato. No me considero especialmente fotogénica, es más, me hice como cuatro fotos antes de esta, todas bastante similares, pero ni siquiera ésta llega a gustarme. 
En principio pensé poner una foto con gafas, ya que es realmente como soy, una cieguita, pero... no, una vez hechas un par de ellas me parecían demasiado horribles para mi gusto. Me consuela que al menos sólo haya un autorretrato. 
Me doy cuenta con este tipo de fotos, de que cada vez me parezco más a mi madre. 
No sonrío porque no me apetece, y odio sonreír en fotos forzosamente. 
No está retocada porque no va con mi personalidad. Con el tiempo me he dado cuenta de que prefiero una foto al natural, antes que retocada. Además, a mi manera de ver, un autorretrato no cumple su función si no capta a una persona tal como es. 
La foto me sigue pareciendo horrible, pero alguna tenía que subir.

30 de junio de 2012

Hoy he visto Julie & Julia y la verdad es que me ha gustado mucho. Y me gustaría hacer un proyecto así, ya que la comida y cocinar son dos cosas que me encantan y disfruto tanto de ellas como de escribir en este blog o escuchar música. Sin embargo es una meta un poco difícil de conseguir ya que ni tengo un libro de recetas así, ni la enorme cantidad de dinero que tiene que costar llevar a cabo ese reto. Pero sí me he propuesto hacer algún par de retos este verano, y uno de ellos es este:






Lo empezaré el domingo, junto con mi amiga Ranky, para así ir a acorde con los días del mes. Me hace bastante ilusión así que iré colgando las fotos por aquí y a lo mejor comentando alguna cosilla sobre mí. 
Mi otro reto para este verano es escribir un libro... meta bastante más difícil pero que al menos espero que no sea como otro de mis mucho intentos por escribir algo de más de diez páginas. De momento sólo llevo casi media página, pero lo importante es empezar, ¿no?

28 de junio de 2012

Érase una vez una chica que, sin saber por qué, se enfurecía al ver ciertas fotos, o un resquemor le atacaba el corazón, haciéndola sentir estúpida y vulnerable ante todo. 
Odiaba sentirse así, se odiaba así misma cuando se sentía así. 

24 de junio de 2012

Y pensar que me queda tan poco y parece estar tan lejos... 
Una depresión de caballo es lo que tengo ahora mismo. La presión puede conmigo y el hecho de estar así tanto tiempo es aún peor. Y ver a la gente haciendo planes no me ayuda. 
Tengo muchas ganas de estar sola, sola y sin preocupaciones, estar tumbada en el sofá sin apuntes delante o sin tener que pensar cuántas horas me quedan para acercarme al final. 
Pero no todo acabará este lunes. Habrá que buscar un trabajo y preparar las otras dos asignaturas para septiembre. 
Llevo la mañana prácticamente perdida, no consigo concentrarme y lo único que pienso es : que le den a todo. 
Qué divertido. 

20 de junio de 2012

Incluso Annie

En la tranquilidad de la noche es cuando de verdad se puede uno poner a pensar. 
Hace tanto tiempo ya... y sigo sin entender nada. Dentro de mi ingenuidad me cuesta mucho comprender las acciones de las personas, de muchas personas. Pero en concreto de una. Todavía no sé qué hacer en realidad con lo que pasó. No sé si olvidarme de ello encerrándolo en alguna parte de mi cabeza, si seguir como he hecho hasta ahora: decirme que ese primer tiempo sí fue de verdad, no fue una mentira piadosa que acabó transformándose en un vaso de agua desbordado; o enfadarme por todo, y odiar todo aquello que ya pasó.
Annie no podría con esta última opción, la superaría por completo. Y ahí está Annie: cotilleando sin que nadie lo sepa, comprendiendo cada vez menos a medida que más ahonda. Y ahí está Annie: sintiéndose culpable por algo que no entiende... culpable no es la palabra, en realidad; se trata de un sentimiento bastante raro, una mezcla entre culpabilidad, dolor y rabia. Por supuesto, Annie, sólo es capaz de dirigir esos sentimientos hacia ella. ¿Cómo poder culpar a nadie que no fuese ella?
Mientras, Bárbara sigue con esa obsesión en su cabeza, preguntándose por qué se pone tan inquieta cuando piensa en ello, y por qué piensa en ello cada vez que pasa por determinados lugares. Lugares que se han convertido en rutina. Rutina que le aplasta la moral. Moral que ya no sabe si existe, porque esa rutina de lugares la está volviendo loca, ¿por qué es así? Bárbara no lo sabe, lo medio intuye, pero creemos que no quiere reconocerlo. Incluso ella lo cree. 
¿Y Jul? Jul sigue feliz, ajena a todo lo que le rodea, porque ella tiene la suerte de poder evadirse del mundo gracias a él. Desgraciadamente el mundo no se lo perdona y la castiga avanzando las agujas del reloj. 
Pero Annie y Bárbara están asustadas por Jul. Demasiada suerte ha tenido. 
Incluso Annie lo piensa. Y Bárbara lo remata. 

12 de junio de 2012

Exámenes. 
Examen, examen, examen, examen y examen. Cinco exámenes en total. Afortunadamente, este cuatrimestre me los han organizado mejor, y entre examen y examen tengo entre tres y cuatro días para poder estudiarme el resto de asignaturas. Pero entro en contradicción, porque cuanto más separación hay entre los días, más vagueza me entra, y después, estoy como ahora: las once menos veinte pasadas de la noche y todavía me quedan cuatro temas. En realidad son dos y medio, porque dos de ellos me los sé así de pasada. Pero estoy en duda: ¿duermo y me levanto temprano, o sigo y duermo poco después, o duermo un par de horas y después estudio?
La primera opción la descarto de inmediato; nunca he conseguido hacer eso, y no creo que hoy vaya a ser una excepción. 
La segunda... estoy bastante harta de estudiar, llevo dos días así, y sólo tengo ganas de hacer el examen y quitármelo de encima ya. 
La tercera... es la más viable, viendo las otras dos, pero ¿y si me duermo y no consigo despertarme a tiempo?
Mañana tengo que coger el tren a las siete y veinte (50min) y un autobús desde la Alameda hasta la universidad (20min aprox.), sería una hora y poco más para poder estudiar, pero no lo haría, no demasiado bien, me gusta demasiado mirar por la ventana y cotillear (lo más disimuladamente) al resto de la gente.
A medida que pasa el tiempo, dejo estas estupideces a un lado, acabaré haciendo lo de siempre: estudiar hasta que no pueda más, dormir, y mañana, cinco minutos antes del examen, leérmelo todo por encima. 
No tengo remedio. Pero ninguno. 

31 de mayo de 2012

A todo el mundo le pasa

Deja de llamarme estúpida, no soy la única que se siente así cuando se ve en el espejo, y dudo mucho que a ti no te pase.
No me importa decirlo: me obsesiona mi cuerpo, estar delgada, con una bonita figura, la piel tersa y suave... Pero eso no quita que de vez en cuando me vea mal (puestos a decir la verdad, quien dice de vez en cuando, dice casi todos los días), ni tampoco significa que no me gusta que me digan guapa, ni que me piropeen. Simplemente no sé cómo me ven los demás en realidad, y si es como me veo yo, entonces muy bien no debo de estar. 
Pero lo que más coraje me da, es que no pueda comentar en conversaciones de este tema, porque al parecer, las personas delgadas no tenemos derecho a quejarnos; porque si lo haces, te miran con cara de no tienes derecho a decir eso, imbécil, y eso no funciona así. Todo el mundo alguna vez en su vida se ve mal así mismo, que luego consiga subirse la autoestima es otra cosa. Yo, no puedo. 
Sé que nunca estaré contenta con mi cuerpo, yo lo sé, y lo asumo, no me importa. Pero aunque ahora esté intentando arreglarlo, no tengo la sensación de que esté sirviendo para algo. 
Deja de llamarme estúpida, o sí, sigue haciéndolo, pero delante mía, para que por lo menos pueda no sentirme así. 

30 de mayo de 2012

¿Algo imposible de realizar?

Todo el mundo piensa alguna vez qué coño está haciendo con su vida en algún momento de su existencia. Y yo no soy menos, sobre todo ahora que al gobierno le parece muy divertido hacer papercraft. El modelo es un país en quiebra. Yo prefiero cosas menos serias, como un Yoshi o un Wabuffet... Pero volviendo al tema: Muchas veces me he preguntado, que si tan rápido pasan los años, ¿cómo será posible realizar todos esos sueños y deseos que he ido acumulando en estos 18 años?
Saltar en paracaídas, vivir sola, tocar el violín y el piano, viajar a un millón de ciudades, hacer una decena de carreras, de trabajos, leer billones de libros, escribir un libro, exponer en una galería de fotografía y escultura... y un montón de cosas más que ahora mismo no recuerdo. 
Tantos días perdiendo el tiempo haciendo nada, cuando podría aprovechar el tiempo en todos esos deseos... sin embargo me considero atada a mi situación actual: los estudios. Los considero lo más importante que puede tener una persona; formarse, adquirir conocimientos, madurar (ojo, ser más responsable, no dejar de divertirse como un niño). Pero lo estoy viendo como algo cargante, a la misma vez: dedicarle tanto tiempo, cuando hay un montón de cosas que me gustaría hacer... Y a pesar de ello, hay un problema más grave aún: el dinero. Esa terrible decisión del hombre en el tiempo, cuando determinaron, irónicamente, cambiar el trueque por una moneda, que a lo largo de los siglos, ha ido adquiriendo demasiada importancia. Tanta, que puede destruir un país entero. 
Ahora temo por mi carrera, carrera que adoro, y cada día me convenzo más todavía de que es una de las mejores carreras que podría estar estudiando. Pero, ¿llegaré a terminarla? Y si es así, ¿qué haré después de terminarla? Y a parte de eso, ¿cuándo me haré independiente? ¿cuándo me iré de mi casa, tendré un trabajo y no necesitaré la ayuda de nadie?
Veo a mi padre y tan sólo veo a un hombre que viaja a donde quiere, trabaja en lo que quiere, sabe cinco idiomas, ha trabajado como profesor, informático, distribuidor, maestro de reiki... (y más profesiones que sé que ha hecho pero yo no conozco); construyó una familia, se separó, tuvo dos parejas, económicamente estable... parece la vida perfecta de cualquier adolescente, por lo menos de adolescentes "bohemios". Y si se piensa, tampoco ha tardado tanto en conseguir todo eso, ¿cincuenta años? ¿menos? Eso no es nada, teniendo en cuenta que ahora la media de vida es de cien años. 
Y luego está esa espina que te clavan, bueno, cuchillo carnicero, cuando ves a alguien realizar alguno de tus sueños/deseos, como el de que tú no consigas ni un mísero trabajo y una, que utiliza el automático cada vez que saca la cámara de (diría de la casa, pero todas sus fotos son ahí...) la funda, consigue un trabajo de fotógrafa. Eso sienta como una GRAN patada en el culo. O cuando tus metas se tuercen y te llevan por un camino y otra persona va por el camino que tú querías inicialmente. Restregones en la cara, patadas en el culo, cuchilladas por la espalda, puñetazos en el estómago, putadas... como queráis decirlo. Pero duele, y ahí es cuando uno se plantea qué está haciendo con su vida, y para qué sirve todo lo que ha hecho hasta el momento.
Desgraciadamente, a lo largo de nuestra existencia recordaremos y reformularemos mil millones de veces estas preguntas. Y, desgraciadamente, entre las mil millones de personas que hay en el mundo, muy pocas consiguen realizar todos sus sueños/deseos. 


El mundo es cruel, y cuando se va a pique, hay pocas posibilidades de dar marcha atrás. 

29 de mayo de 2012

Tapar una parte/cosa de tu cuerpo que no te gusta y que él te aparte la mano y te diga que eres preciosa y que a ver cuándo te lo crees.

¿Cómo puedo ser tan horriblemente vaga?

Situación actual: yo en el sofá, comiendo galletitas saladas (porque es lo único que "decente" como porquería que podía encontrar en la cocina), viendo NAVY (o por lo menos está puesto para que me haga compañía algo/alguien) y con los apuntes y los marcadores encima de la mesa, esperando a que los coja para empezar a estudiar. Pero aun así no reúno las fuerzas para echarme hacia delante y acercar la mano al mando para apagar la televisión y poder estudiar. 
Y siempre es igual, a pesar de que en mi mente siempre intento convencerme para ser aplicada y volver a mis hábitos de estudio, me es imposible transmitir esa idea a mi cuerpo para que se haga a la idea. Y luego me arrepiento, porque sé que tendría que haberme hecho caso hace dos semanas, cuando todavía tenía posibilidades de estudiar sin agobios, de prepararme bien los exámenes... Y sin embargo aquí estoy, escribiendo en el blog. 
Sé que no soy la única a la que le pasa esto, sin embargo no me consuela demasiado, porque se supone que tendría que darme igual lo que hacen los demás, y viceversa, a ellos les da igual lo que yo haga, como si me tiro por un pozo o prendo fuego a un supermercado. Pero la verdad es que admiro mucho a los que consiguen ponerse a estudiar, obviamente no lo hicieron tan fácilmente (al menos no todo el mundo); y los admiro mucho más cuando, en vez de conseguirlo un día esporádico, consiguen convertirlo en costumbre. 
Y sin embargo aquí sigo yo, escribiendo en el blog; reflexionando sobre lo que debería estar haciendo pero que sin embargo no me decido a hacer. Y lo único que he sacado en claro es que voy a borrar los otros dos blogs que tengo (salvando algunas entradas, obviamente) y escribir en este lo que me salga de las narices, sea del estilo que sea (como si un día me pusiese a decir simplemente gilipolleces, da igual). Porque estoy harta de tener que dividir mis reflexiones de mis sentimientos (ya estén camuflados o no) en distintos sitios, se hace pesado, y como veo igualmente que a la poca gente que me lee le da igual comentar sobre lo que escribo (a veces me da la sensación de que en realidad nadie lee estas cosas, sino que es blogger que se inventa las visitas), voy a optar por hacer lo que me salga del toto. ¿Que por qué no lo he hecho antes? Buena pregunta. 

Y después de esta pequeña reflexión/confesión, voy a ver si consigo ponerme con Expresiones y técnicas artísticas.

16 de mayo de 2012

No se lo podía quitar de la cabeza

Pasó corriendo junto a ella cuando cruzaba por el paso de peatones, nada más verlo tuvo la intuición de que iban al mismo sitio. Y acertó, nada más girar la esquina le vio acercándose lentamente al portal: un chico rubio, delgado, de estatura media, y posiblemente más pequeño que ella en edad. Antes de que ella llegase, él ya había atravesado la puerta, sin embargo, se daría cuenta de que ella iba en la misma dirección, y cuando fue a pitar al telefonillo se sorprendió al ver al chico esperando a darle al botón para poder abrir la puerta. Ella le sonrió tímidamente. 
-Gracias. 
-De nada. 
Y mientras él mantenía las puertas del ascensor abiertas para que ella llegase, le preguntó:
-¿Subes o bajas?
- Subo. 
Y sin decir nada más, como decepcionado por no poder verla más, bajó la mirada y presionó el botón de su destino. Pero antes de que las puertas se cerrasen, ella le dijo con una sonrisa de agradecimiento:
-Gracias de todas maneras.
Él le respondió alegremente con el mismo gesto, mirándola de frente, con una mirada sincera y segura que caló en el corazón de la chica. Tenía los ojos claros, acorde con su aspecto, que le daban un aire inocente. 
La chica sigue pensando en ese momento, en si le volverá a ver alguna vez en el portal, y cada vez que gira la esquina espera verle acercándose lentamente a la puerta. Sin embargo, no quiere que sus caminos se separen tan rápido, sino que por alguna casualidad, consigan conocerse cada vez un poco más, y poder arrancarle siempre una de esas sonrisas. 
Una de las sonrisas más bonita que ella había visto en su vida.

13 de mayo de 2012

Y aun así resistió

Sentada ahí, con la mirada fija en el infinito de la pantalla, desprendiendo tristeza a través de sus ojos. Está enfadada, y no le gusta. Oye la voz de ese bastardo y su rostro cambia: sigue mirando al infinito pero su boca se contrae en una mueca de desagrado. Pero no se va, es fuerte, y se mantiene en su puesto pensando que ojalá pudiese estar dentro de su cama, con los ojos cerrados,  y la mente apagada. 
Pero no, no se movió, ella seguía ahí. 

4 de mayo de 2012

Quería desaparecer del mundo, dejar de pensar, olvidarse de todo aquello que no conseguía entender. ¿Cómo se puede ser tan desconsiderado? ¿tan egoísta? ¿tan estúpido? ¿y tan ciego? No podía concebir la existencia de personas que hiciesen ese tipo de cosas a propósito. ¿Cómo puede existir tanta incoherencia en una sola persona? Y más importante aún ¿cómo puede ser hereditario? 
Éxito, es una palabra con una definición bastante dudosa si se piensa. 
Creo que a veces no sé ni por qué intento comprenderlo. 
No entiendo nada, y no quiero entenderlo, pero me gustaría ser capaz de mover neuronas y hacer que conectasen, porque no es normal, nada normal. 


¿Y cómo coño va a saber lo que pienso si no se lo digo?

¿Annie?

Que desechen todas sus ilusiones con unas pocas palabras, que no piensen en lo que ella cree por no molestarse, que ni siquiera piensen en las terceras personas. 
Bárbara se sentía desilusionada. Sólo pedía unas horas, y nadie se las quería dar. Bárbara sabe que no debería, pero no puede evitar sentirse como Annie, actuar como Annie, pensar como Annie. Pero Bárbara no se despreocupa como Annie, Bárbara se agobia, y se siente mal, y se desilusiona, y no sabe qué hacer ni con sigo misma. 

20 de abril de 2012

Sin saber qué hacer

A Jul le encanta ver cómo sus manos quedan pequeñas cuando las rodeas con las de él, le encanta ver el contraste de su piel con la suya, le encanta sonreír simplemente por estar con él, le encanta que le chinche con pequeñas tonterías y que después le de un beso en la frente para solucionarlo, le encantan esos besos largos en la mejilla, que le acaricie el torso, la espalda, las muñecas...
A Jul le encanta todo él. Pero Jul creía que se moría. 

Y un beso de consuelo

 Bárbara esperaba con ansia que llegue el momento de encontrarse con él de nuevo, de que vea cómo es ahora que no está con él. Sin embargo nunca pasaba. Y sabía que nunca pasaría si seguía pensando en ello. Puede parecer tonto, pero Bárbara tenía la teoría de que cuanto más deseabas una cosa, cuánto más pensabas en conseguirlo, más tardabas en alcanzarlo. Y cada vez que Bárbara se descubría así misma pensando en ello, intentaba borrar esa idea de su cabeza, y acaba sentenciando que por culpa de ello, nunca pasaría. Y a pesar de que Bárbara odiaba que le pasase eso, asumió que no podía evitarlo. 
Tras una semana dándose cuenta de sus descuidos, casualmente siempre que volvía por el mismo camino, Bárbara, soñó con él. ¿Qué significaba aquello? ¿Por qué ahora? Bárbara no podía parar de pensar en aquella mano, en esa mirada, en ese sentimiento que le recorrió todo el cuerpo cuando vio sus ojos. Fue un sueño tan real...  Y ahora Bárbara quería más, quería otro sueño así, quería descubrir por qué ahora su mente le jugaba esa... ¿mala? pasada. 
Después, otro sueño, distinto, muy distinto, pero las mismas sensaciones, muy real. Bárbara roba un beso, pero está enfadada, resentida. Pero sigue queriendo más. Bárbara quiere más.
Bárbara se ha obsesionado, y no sabe cuándo parará. 

8 de abril de 2012

Nueva

Desgárrame, desángrame, haz que sufra dolor, que me olvide de todo lo vivido y que no consiga recordar nada. Destroza mis entrañas con tus pútridas manos. Raja mi garganta para que no pueda emitir ni un sonido más. Soy aquella mujer perfecta que prefiere morir antes que vivir. Soy la mujer perfecta a la que nadie entiende porque derrocha perfección allá por donde pasa. 
Ódiame, abandóname, olvídame, despréciame.
Corrompe tu alma olvidando a la perfección, dejándola de lado en su mundo ideal, y haciendo que se sienta como una desgraciada, no dudes de ello. 
Tengo sed de sangre, pero no de la tuya, sino de la que corre por mis venas y hace que cada vez sea más gélida. Me mojo los labios con un líquido carmesí, intenso carmesí. Se resbala por mi garganta y desliza por mis senos, haciendo gran contraste con mi blanca piel. 
Soy nueva. Me he desecho de todo cuanto he querido y me ha hecho sufrir. Soy alguien nueva... pero, ¿y mañana? Cuando vuelva a despertar, seré la misma, mis recuerdos volverán y ya no podré deshacerme de ellos hasta la noche. No soy feliz, y lo sé. Pero al menos me queda mi oscuridad, donde sé que puedo abstenerme de mostrar la realidad. 
Corre, huye, escapa de mí, soy una mujer nueva, y a partir de ahora, pocas palabras serán de arrepentimiento. Cállate de una puta vez y escucha lo que te digo: Ahora me controlo yo, sigo siendo la capulla prepotente, la mujer perfecta, y tú no lo vas a cambiar. Sigo siendo la que te dejó por los suelos con su arrogancia. Sigo siendo demasiado para ti. Soy perfecta y siempre lo seré. Entérate. 
Soy las sombras de mis sombras. Soy la mujer perfecta. 

5 de abril de 2012

Una pestaña

Vio una pestaña en la esquina, la cogió con la yema de su dedo índice y se la puso a la altura de los ojos. Ahora debería pedir un deseo, pensó, pero se quedó mirándola con la opción macro de sus ojos durante un buen rato, dejando la mente en blanco, sintiendo una tranquilidad y un silencio cómodos y absorbentes... 
Estaba sentada en una barca blanca, totalmente blanca, en mitad del mar cristalino y con una sola isla en todo el horizonte. Dejó que el viento y el oleaje la llevasen hasta allí poco a poco, sin prisas. A medida que se acercaba podía observar que al oeste de la isla manaba una cascada, de una nube tan alta en el cielo, que apenas se distinguía de dónde provenía. Debajo de la cascada se podía intuir un pequeño lago, y muy cerca de allí un árbol grande, ancho y frondoso, con numerosas cuerdas que se entrelazaban con otros árboles, y con una casa que parecía tallada directamente en el tronco. 
A medida que te adentrabas en la isla, pequeños brotes de hierba iban apareciendo, hasta llegar al límite del bosque donde, además de la gran variedad de plantas, también se podían ver algunos pájaros exóticos volando de una rama a otra. Al este de la isla continuaba ese espectacular bosque, que acababa terminando a la falda de una montaña completamente cubierta de nieve. 
Poco a poco la barca fue acercándose a la isla y hundiéndose en la clara arena. Con cuidado, posó un pie sobre la arena: los dedos, que se hundían poco a poco, notaban el peso de cada grano de arena que se hundían tras ellos, sentían el roce que le producían, al caer los de alrededor, en la piel; el cosquilleo agradable que le ocasionaban se iba propagando por el resto del pie hasta llegar al talón, una vez que posó el pie entero. Sacó el otro pie de la barca, dio un par de pasos más, y se tumbó sobre la arena, dejando que esa sensación que tenía en los pies se extendiese por todo su cuerpo. Permaneció así un buen rato, dejando que su cuerpo absorbiese el calor que emanaba de la arena, hundiendo sus manos para así poder atraparlo más fácilmente. Estaba saboreando los rayos del sol tras sus párpados, en sus mejillas, en su pecho... Se relame los labios con placer, le estaba entrando sed. Se levantó (no sin remolonear un poco más sobre la arena, girando sobre sí misma, dándole un abrazo a ésta) y se dirigió hacia la magnífica cascada. 
El agua, transparente en su totalidad, estaba fresca y deliciosa, como un elixir para la sed. Decidió darse un baño, así que lentamente se fue metiendo en las profundidades del lago, y una vez llegado al centro, se hundió: dando un pequeño salto de sirena se adentró en el agua y llegó hasta el fondo, allí, y con la ayuda del propio peso del agua, se mantuvo quieta con los ojos cerrados, dejando que cada molécula de agua se adentrase en su piel y la curasen. Que curasen todos los años malos, todos los momentos amargos, todos los corazones rotos y repuestos con parches, todas las lágrimas saladas que había derramado... No le importaba quedarse allí para siempre, pero poco a poco fue subiendo hacia la superficie, y allí permaneció, flotando boca arriba, fundiéndose con el agua y con el sol. 
Quería ir a la montaña nevada a través de los puentes que atravesaban el bosque, así que se acercó nadando hacia la orilla y subió por las escaleras del gran árbol. El tacto rugoso de la madera en los pies, la fuerza de la naturaleza en un conjunto de betas... la aspereza de las cuerdas en sus manos... todos los árboles llenos de frutas exóticas y variopintas... ¿a quién lo le gustaría vivir ahí el resto de su vida? Llegó a la montaña nevada tras un paseo en el que pudo ver todas las especies de pájaros, insectos y demás animales habidos y por haber, tanto venenosos como no, pero ninguno de ellos la atacó, eran pacíficos, y pudo tocar la escamosa piel de una serpiente, las suaves plumas de un loro hawaiano, posó una araña en sus manos... No hacía frío en aquella montaña, tan sólo corría una suave brisa, que echaba su pelo hacia atrás y refrescaba su rostro. Tocó la nieve y no pudo evitar que un escalofrío recorriese su cuerpo. ¡Qué delicia de lugar!
Decidió que ya era hora de regresar a la barca, así que regresó hacia la playa, pero ya no estaba allí. Libre de preocupaciones (¿qué otra cosa podía hacer si ya no estaba la barca?) se tumbó de nuevo en la arena, y ahí se quedó, aprovechando los últimos rayos de sol. Se frotó los ojos un segundo y cuando miró su mano, allí estaba, otra pestaña más, volvió a mirarla con la función macro, aislándose de aquella preciosa isla...
... y volvió a la realidad.