20 de marzo de 2010

Fantasía ~

Un suspiro se edita en mi cabeza, las notas vuelan y vuelan en círculos en mi mente provocando una sensación de desasosiego y mis manos se mueven sin tener que pensar yo en ellas. ¿Sobre qué escribir? Qué más da, simplemente me apetece.
Escribiendo en mi sofá con la manta por encima de las piernas y que me cubre has la cintura, la música sustituye el mundano ruido de la tele que quedó muda ante tanta expectación, me concentro en dejar la vista borrosa y fija ante el teclado para que se escriba lo que se tenga que escribir. Inconscientemente, abrí la puerta que dejó entrar el color en la habitación, y todo a mi alrededor se volvió oscuro. Levanté la cabeza para ver que pasaba a mi alrededor y atónita me encontré descifrando la silueta borrosa de un ser al fondo de la habitación apoyado contra el marco de la puerta. Ni un solo ápice de luz se mostraba ante mis ojos e irónicamente podía ver todo lo que había a mi alrededor, ni si quiera se podía ver el reflejo atenuado de las farolas de la calle.
Una eternidad pasó hasta que dejamos de mirarnos y él o ella se movió, la figura no se distinguía pero se movía con una elegancia suprema y una sensación empezó a invadirme. Irónicamente, cuanto más se acercaba más oscuridad había pero más podía visualizar su contorno, fino, sensual y... femenino.
-¿Quién eres?
Ni siquiera pensé en soltar esas palabras por la boca, simplemente salieron, pero fue inútil porque la respuesta no satisfizo mis dudas. Cursiva La silueta sensual y femenina seguía avanzando en mi dirección, cada vez se contorneaba más y más sensual me parecía. Unas ganas irrefrenables me entraron de arrancarle la ropa y tirármela en el sofá, encima de la manta y tirando el portátil al suelo... ¿pero qué pienso? Volviendo a la realidad me doy cuenta de que la silueta está frente a mí, hermosa, muy sexy. Lleva puestos los restos de una fiesta ajetreada y arreglada; un corpiño y una delicada seda le cubre lo más esencial. Descalza se coloca encima de mis piernas. Unas ganas horribles de quitarle lo poco que le queda y hacerle... ¿Pero qué digo? Ella se acerca, poco a poco, se apolla en el respaldo del sofá, impidiéndome la salida, en una postura inocente, cierra los ojos y se acerca, se acerca... se acerca... un irremediable deseo crece en mi interior cuando sus carnosos y dulces labios rozan los míos, cierro los ojos para disfrutar el beso, pero el deseo sigue creciendo y no puedo más. La empujo y me coloco encima de ella. Por fin podré quitarle lo poco que lleva y... Mis ojos se abren derrepente, sudorosa me encuentro de nuevo en el sofá, sola, y con mi portátil encima de las piernas...