4 de abril de 2012

Un resquicio de locura atisbaba en sus ojos. La sola idea le consumía la mirada; se podía ver en sus lágrimas no caídas, en su risa histérica. 
Al pensarlo me doy cuenta, necesitaba consuelo, y no se lo di, una parte de mí decía que no era el momento. Era como si al hacerlo le otorgara aquél conocimiento que ella no quería asimilar. 
Se oculta la verdad, pero creo que es porque sabe que si la acepta, sentirá que ha perdido el tiempo, el dolor será de verdad, y todo habrá sido mentira. Una mentira. 
Mientras, los mil kilómetros separan las verdades calladas, los pensamientos ocultos; vuelve todo vacuo e inútil. Ya no tiene sentido, pero ¿para qué darse cuenta si siempre es más fácil vivir en una mentira?
Ojalá despierte pronto...

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