21 de agosto de 2011

Un resquicio de locura atisbaba en su mirada. La sola idea le consumía el alma; se podía ver en sus lágrimas no caídas, en su risa histérica.
Al pensarlo me doy cuenta de que necesitaba consuelo, y yo no se lo di, una parte de mí decía que no era el momento. Era como si al hacerlo, le otorgara aquel conocimiento que ella no quería asimilar. 
Se oculta la verdad así misma, pero creo que es porque sabe que si la acepta sentirá que ha perdido el tiempo, el dolor será real, y todo habrá sido mentira. Una mentira.
Mientras, los mil kilómetros separan las verdades calladas, los pensamientos ocultos; vuelve todo vacuo e inútil. Ya no tiene sentido, pero ¿para qué darse cuenta si siempre es más fácil vivir en una mentira? 
Ojalá que despierte pronto y yo pueda estar ahí.

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