24 de abril de 2011

Imaginaciones mías.

Puede que me tires para poder tener una escusa para tocarme, para estar más cerca de mí cada vez que no te miro, para poder... no sé para qué más pero sí sé que estoy indecisa, este tiempo contigo está siendo fantástico, maravilloso, pero no sé si la correspondencia llegará a su destino, no estoy segura....
Esos robos no accidentales, esas bromas descabelladas y sin sentido, esos momentos en los que el silencio hace evadirte entre los minutos, esos secretos que descubro sobre ti.
Hoy descubrí uno nuevo, por cierto, y muy agradable, escribes, quién lo diría... en realidad no sé mucho de ti, ni tú de mí, no hemos llegado a ser ni si quiera opacos el uno para el otro, y por eso, aquí estoy yo, intentando no darle vueltas a la cabeza pensando en qué será lo que piensas cuando dejas la mirada en el infinito y no prestas atención a la explicación.
Son momentos en los que yo deseo aventurarme aunque salga mal, y son otros, en los que el mero deseo hace que me eche para atrás.
Ya no sé lo que escribo. ¿Me ayudas a terminarlo?
Y todo desde ese momento en el que la charla se dirigió hacia ti en un intento de las demás por encontrarme a alguien; si no hubiese sido por eso ni me hubiese dado cuenta, lo sé, suena... estúpido [?], pero es así. Lo siento. Soy así de rara... y de loca.


No me ayudes a despertar, porque sino sabré que nada ha sido real.

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