7 de febrero de 2010

No me siento. Estoy cambiando, mis costumbres, mis normas... una lucha interna se crea dentro de mí, una parte dice: es normal, todo el mundo cambia y se fusiona con el resto de los gustos, de la gente, de los pensamientos. Y, mientras, mi otra mitad se resigna a aceptarlo a coger ese lápiz de ojos y repasarse la línea, a "arreglarse" para ir al insituto, o incluso se niega a reconocer normalidad que hay dentro de mi. Supongo que siempre residirá esa rareza por la que de verdad me caracterizo. Promesas a mí misma rotas, cosas que nunca se me habrían ocurrido hacer, o cosas que pensé que podría decir y llegado el momento ni una sola letra sale de mi boca. Últimamente estoy feliz, me digo, ¿por qué no? total, me arregle o no nadie se fija en mí, sigo siendo la rara a la que sólo hablan cuando no tienen más remedio, cuando sienten compasión o cuando ven que puedo aportar algo que les sea de utilidad, obviamente están los amigos a los que les da igual, los que no buscan un por qué para hablar conmigo, pero igualmente no me siento, pienso en frío y no sé por qué hago lo que hago, quiero evadirme pero no quiero perder ni un sólo segundo. No me siento. Las horas pasan y me desespero por dentro cuando pienso en la rutina que me espera al día siguiente, a la semana, al mes, al año... esperando poder ser de verdad la dueña de mi vida sin que nada ni nadie influya en mis decisiones. ¿Extrangero? ¿Por qué no? ¿Otra ciudad? Bueno. No siento lo que podría pasar si no cambiase, sé que me sentiría sola, pero no sé por qué, no sentiría ni siquiera la risa de un casual rato de york por msn o con mi misma mejor amiga al lado, pero ser como los demás... tan sólo la mísera idea de pensarlo hace que se torne mi cara en una mueca de asco, no quiero ser como los demás, quiero gritar en la calle y que me miren, quiero que ni siquiera me haga falta gritar, que directamente me miren por lo feliz y rara que soy. No me siento... y no sé por qué.

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