9 de junio de 2013

No es el momento

Los gritos se ahogaban en su pecho , tragaba y tragaba para impedir que saliesen de su boca, se notaba, si uno sabía cómo leer las señales. Quería guardar la compostura, pero no lo estaba consiguiendo, fueron demasiadas putadas juntas. Se ausentó un momento de clase diciendo que iba a por alguien, pero no volvió. 
Huyó. 
Se montó en el coche y, al cerrar la puerta y apoyar las manos en el volante, se derrumbó, y lloró, y lloró, y lloró y siguió llorando. Y sintió que su mundo se le echaba encima, que tenía que solucionarlo, pero no sabía cómo. Descansó la frente sobre los brazos y se quedó así un rato, quería irse a casa, pero sabía que no podría soportar hablar con alguien más, no hasta que no se hubiese calmado del todo. Al final se quedó dormida una media hora; tras despertarse decidió que no podía seguir así, así que se frotó la cara varias veces, suspiró profundamente y arrancó el coche. 
No volvió a hablar con nadie hasta el día siguiente, pero, para ese entonces, todo volvía a estar bien. 

1 comentario:

  1. Querida, pásate el miércoles por la noche por mi blog, anda, que te espera una sorpresa no tan sorpresa (?)

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