7 de octubre de 2010

Inútil.

No sé para que lo intento, todo acto me parece inútil. 
No quiero verte, la verdad. Cada vez que me acerco a ti, recuerdo con quién estás y qué es lo que siento. Esto es una mierda, sí, pero es peor que la anterior, porque ahora sé que ya no puedo hacer nada, que ya no podré estar contigo de ninguna manera, sólo como amigos.
Os estáis conociendo, que tiene algo especial... ¿qué es? ¿Los quilos de maquillaje que se hecha todas las mañanas?, ¿los tacones que se pone cada vez que sale?, ¿qué es más suelta que yo? o ¿simplemente es que te daba igual con quien estar y ahora te auto convences? 
En parte me das pena, siento lástima por en qué te convertirás, bueno, más bien, por en qué te convertirán. Pero tú estás bien así, y mientras yo, dándole vueltas y consiguiendo que cada vez que te mire algo en mí se encienda y me confunda un poco más.
Estoy confusa, muy confusa. Pero es sólo porque yo quiero, porque ya no le puedo hacer nada, ya no tiene remedio.
Estoy confusa. Quiero a alguien que me quite esto de encima, aunque más bien, quiero que alguien se quede con esto que tengo encima. Lo veo tan inútil dentro de mí, sin hacer nada, sin servir para nada.


Voy volando por un cielo de tempestades, y no reparo en mis alas, porque aunque sé que están desgastadas, prefiero morir a dejarlas abandonadas. Quiero unas alas nuevas, pero a estas les tengo cariño, hace poco tiempo que las tengo, pero han sido tan buenas... Pero quiero alas nuevas, unas que no se estropeen tan rápido y que no hagan que me precipite hacia el vacío, para después estamparme contra el suelo. 
Quiero alas nuevas. Ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Comenta! Mi blog tiene mucha hambre y ¡sólo se alimenta de comentarios!