13 de mayo de 2010

Tu monstruo interior

En los aullidos internos del corazón habitan los monstruos del dolor, esos monstruos que nos desgarran con pasión y nos deboran con devoción. Aquellos que esperan la ocasión para resquebrajar nuestra ilusión y que suframos de dolor.
Por la calle andamos y vemos a los monstruos como pareja del resto, cada uno con el suyo, cada uno con sus dolores. Nadie se atreve a tocarlos y cuando, por alguna casualidad, sucede, los monstruos hacen que nuestra cara se desfigure y nuestra boca emita sonidos desagradables.
Los monstruos disfrutan y lo aprueban con gratificación.
Llegas a casa con la cara aún desfigurada y tu monstruo sigue riéndose. Necesitas hablar con alguien, pero no con él, porque vive en tu corazón y con una mínima queja, empieza a desgarrarlo y entonces no te queda más que llorar de impotencia.
Y ahí estás tú, con tu monstruo felizmente sarcástico y un corazón latente sangrando lágrimas de dolor.

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