25 de abril de 2010

¿Qué me hizo pensar que podía conseguirla?

Su pelo sedoso, suave y brillante me deslumbró y sus ojos me hipnotizaron y transformaron hasta la persona que ahora soy. Una persona ilusa con los sueños rotos por verla con otro cogida de la mano. Lo descubrí el otro día, paseando y pensando en ella. Sus manos se aparecieron ante mis ojos cuando iba andando por la calle. Mi corazón empezó a palpitar agitadamente y mi respiración se aceleró. No podía pensar y mi vista, desgraciadamente, se nubló. ¿O no tan desgraciadamente? Porque al segundo me di cuenta: Iba acompañada de otra mano, otra mano que, obviamente, no era la mía. Las emociones se rebobinaron: Mi corazón dejó de latir y mi vista se aclaró, como si quisiera que viese bien lo que tenía ante mí, como si quisiese que sufriese un shock irreparable. En ese momento pensé: ¿qué me hizo pensar que podía conseguirla? Era imposible que con mis ilusiones de niño chico y mi esperanza puesta en sus manos pudiese conseguir algo. Todo el mundo me lo dijo, pero igualmente no escuché, porque en mi cabeza sólo oía el melódico perdón que me dijo cuando un día bajando las escaleras del instituto me choque contra ella. Ahora lo pienso y en realidad fue un acto estúpido. Y aquí estoy yo, parado en miad de la calle sin saber qué hacer ni pensar. Todo yo soy un torbellino de emociones, como si la tormenta y el huracán ya hubiesen pasado y ahora no quedase nada más que una brisilla en comparación; y desgraciadamente los torbellinos no son mi fuerte.

3 comentarios:

  1. w2?
    ahorablamos señorita, ahorablamos w2w2

    ResponderEliminar
  2. ¿Que sigbifica esto?, no llevara algun mensage subliminal, no?, por que si es asi no suena muy bien

    ResponderEliminar
  3. Me encanta... me gustaría saber de qué recondito rincon de tu mente ha salido.

    Hoy la última frase no es cierta.

    ResponderEliminar

¡Comenta! Mi blog tiene mucha hambre y ¡sólo se alimenta de comentarios!