-¿Te ahogas?- le preguntó él.
-No, eres tú, que me dejas sin respiración.
Y volvió a perderse en la humedad de sus besos. Quizá algún día dejase de quererle, quizá algún día se enamorase de otra persona, quizá algún día lo perdiese por insensata, o quizá el sueño profundo atrape a alguno de los dos.
No sabía nada respecto a su futuro, y poco le importaba: sería feliz con él hasta que destino llamase a su puerta y le entregase una nueva carta.
No sabía nada respecto a su futuro, y poco le importaba: sería feliz con él hasta que destino llamase a su puerta y le entregase una nueva carta.
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