
Y echaba de menos el momento en que se iba a dormir, con todos unos señores apuntes por delante para estudiar antes de dormir, y encontrarle a él, esperando en su lado de la cama, recordándole que sólo tenía que hacer un pequeño esfuerzo.
Se metió en la cama de almohadas blancas y nórdico gris perla, con una sonrisa en la cara, respondiéndole que ya lo sabía pero que no le apetecía. Él se pegó más a ella y ella empezó a acariciarle el pelo. Él se quedó dormido y ella, tras terminar de estudiar sus apuntes, le miró y pensó que nunca había sido tan feliz.
Sólo que aún no había vivido todo aquello.
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