17 de marzo de 2013

Todo

Max se levantó con mucha desgana esa mañana, sabía que algo malo iba a pasar. Su madre le gritaba desde la cocina para despertarla, y, mientras se acercaba hacia su cuarto, le preguntaba:
 -Max, ¿vas a venir, con tu hermana y tu prima a hacer la compra?
 -No, no puedo, he quedado con él
Su madre la miró con mala cara, y a Max le molestó, porque siempre la miraba de esa forma cuando se quedaba a solas con él. Pero aun así se marchó, y dejó que Max se preparase tranquila, con la condición de que la casa estuviese recogida cuando volviesen. Y eso hizo Max: se duchó, vistió y se puso a recoger, y al rato, sonó el porterillo. Era él. Max le abrió la puerta y siguió recogiendo mientras esperaba, demasiado calmada, a que él llegase. El timbre. 
 -Hola. 
 -Hola. 
Max se apartó para que él pasase y le indicó que fuese al despacho. 
 -Siéntate. Tengo que terminar de recoger, así que te dejo la tele mientras termino. 
Él no dijo nada, sencillamente observó cómo Max se marchaba esquiva a acabar su tarea. 
Cinco minutos más tarde Max volvió al despacho a por una botella vacía, bromeó, y se fue rápidamente a la cocina. Él la siguió. 
 -No he venido para ver la tele, para eso me hubiese quedado en mi casa. 
A Max le molestó mucho ese comentario, aunque, más que eso, le dolió, porque para Max sonó a "no te necesito más". 
 -Tenemos que hablar. 
Prosiguió él. Y allí, en medio de la cocina, de pie, y a plena luz del día, la dejó. Él lloró, pero fue Max quien sufrió. Y cuando hoy lo piensa, Max no sabe realmente por qué ambos lloraban. Max pensaba que era porque le quería, pero mirándose más de cerca, deteniéndose en la escena, Max se daba cuenta de que en realidad no era por eso: le había dejado de querer hace mucho, hace demasiado. ¿Entonces por qué? Y algo conectó dentro de la cabeza de Max: arrepentimiento. Max se dio cuenta de lo mal que había hecho en bajar sus defensas, en mostrarle sus miedos, en mostrarse a ella misma. 
Él la abrazó y Max se abandonó a él y le entregó todo su dolor, dándole, quizás, lo que él más quería: su integridad. 
Max se lo dio todo. 

Aun hoy, Max no sabe realmente por qué él lloró al dejarla, y no espera saberlo, sabe que su destino es no volver a verle, pero Max necesita que él le devuelva lo que le robó, que no fue mucho, pero fue lo necesario, para así poder volver a sentirse segura, para oír que la gente deja de comentar.

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