No es tan difícil saber lo que los demás sienten, pero cansa que nadie te escuche, que nadie vea que estás ahí, prestando atención y absorbiendo todo lo que te cuentan, haciéndoles sentirse importantes. Cansa que nadie se de cuenta del esfuerzo que haces por seguir en pie. Cansa levantarse todos los días y ver que nada ha cambiado desde hace mucho tiempo. Cansa ver que todo va a peor. Cansa ver que nadie es feliz, por mucho que tú intentes que lo sean.
Y no importa lo triste que pueda ser esta realidad porque nadie lo sabe, porque nadie te oye.
Todo el mundo quiere ser escuchado pero con los oídos cerrados.
Y ahí es donde nace tu vacío, tu soledad. Que no es soledad, tan sólo son las ganas de que alguien te mire, y sepa que estás ahí.
Mis lagrimitas de cacho tonto dicen que te quieren y que quieren un abrazo.
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