2 de marzo de 2013

Todo cansa. Escúchame

Confundir vacío con solo suele pasar. Tu yo eterno intenta que lo descubras, pero tú intentas que eso no salga de tu boca, que tus ojos no lo vean, que tus oídos no lo escuchen. Intentas seguir ignorando el hecho de que ya nada era como antes y que, tan sólo, unas cuantas sombras siguen pegadas a tus pies. Sombras luminosas que evitan que tus días se nublen por completo. Sombras que evitan que caigas en la oscuridad del camino que tienes delante. 
No es tan difícil saber lo que los demás sienten, pero cansa que nadie te escuche, que nadie vea que estás ahí, prestando atención y absorbiendo todo lo que te cuentan, haciéndoles sentirse importantes. Cansa que nadie se de cuenta del esfuerzo que haces por seguir en pie. Cansa levantarse todos los días y ver que nada ha cambiado desde hace mucho tiempo. Cansa ver que todo va a peor. Cansa ver que nadie es feliz, por mucho que tú intentes que lo sean. 
Y no importa lo triste que pueda ser esta realidad porque nadie lo sabe, porque nadie te oye. 
Todo el mundo quiere ser escuchado pero con los oídos cerrados. 
Y ahí es donde nace tu vacío, tu soledad. Que no es soledad, tan sólo son las ganas de que alguien te mire, y sepa que estás ahí. 

Socorro. 

1 comentario:

  1. Mis lagrimitas de cacho tonto dicen que te quieren y que quieren un abrazo.

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