Esbozó una sonrisa. Una gota de sudor le caía por el centro de la columna.
¿Cómo hacerle saber a una persona que le quieres cuando las palabras no afloran?
Se imaginó su mano rozando suavemente la zona baja de su espalda de izquierda a derecha, dándole un apretón cariñoso al final del recorrido, y después, un beso en la mejilla; suave, dulce, sin segundas intenciones, sólo con amor. La sonrisa se amplió.
¿o la vergüenza te inunda?
Desde aquella vez, sólo tiene ganas de encerrarse entre las sábanas con él, y disfrutar de sus pensamientos (labios) con lapso ilimitado.
Esa noche, al acostarse, deseó que la próxima vez el tiempo fuese infinito.
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